Hoy 20 de Julio los Colombianos Conmemoramos Nuestro 201 años de habernos independizados y se podrá apreciar a través sel siguiente escrito de como participo la juventud en nuestra independencia
¡Gloria sea a COLOMBIA!
BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA
Los jóvenes de la Independencia
MEMORIA DE LA HUMANIDAD
Responde a la pregunta No. 169: “Hace 200 años, ¿Cómo era la relación de los
adolescentes con sus padres? ¿será que los adolescentes de ese tiempo mostraban
rebeldía hacia el estudio, usaban piercings o se tatuaban como ahora?” (Angie
Katherine Lara Fonseca, Grado 8, Tabio, Cundinamarca).
JUSTIFICACIÓN
En un mundo que evoluciona rápidamente y que deja a su paso una historia que no puede
ser olvidada, es indispensable que los jóvenes recuperen la capacidad de cuestionarse
acerca de todos los cambios que han ocurrido a través del tiempo, y acerca de cómo
influenciaron éstos en la sociedad en la que vivimos.
La Independencia de Colombia es una época que marcó la historia de nuestro país. En el
virreinato de la Nueva Granada tuvieron lugar historias de independencia lideradas por
nuestros próceres, los más heroicos personajes que dieron su vida por la liberación de
nuestro pueblo. Una de estas historias tomó fuerza un viernes 20 de julio de 1810, día de
mercado, cuando un criollo fue a pedir prestado un florero. El incidente desató un
enfrentamiento entre criollos y españoles y culminó en la independencia de Colombia con
la Batalla del Boyacá el 7 de agosto de 1819, luego de nueve años de ardua lucha.
En nuestras instituciones educativas siempre se nos ha dicho que la familia es la base de la
sociedad. De esto deducimos que la rebeldía de esa época de Independencia fue reflejada
desde las familias. Imaginamos jóvenes llenos de ideales y empapados de todos los
acontecimientos de la época. Por tal motivo, queremos investigar acerca de cómo vivían los
adolescentes en el tiempo de la Independencia, cómo era la relación entre padres e hijos en
ese tiempo, cómo eran los jóvenes en dicha época, si eran también rebeldes y cuáles eran
sus valores.
Recurriremos a la tradición oral y a todas las herramientas tecnológicas para lograr una
investigación que nos permita resolver estos cuestionamientos y construir un proyecto de
investigación.
INTRODUCCIÓN
Colombia es un país rico en tradición oral; poseemos una riqueza cultural que ha permitido
que la historia pase de generación en generación. Cabe resaltar que a ésta riqueza cultural
podemos sumarle la variedad de razas, lo que trajo consigo distintas costumbres que han
sido la base de las creencias y costumbres políticas que tiene nuestro actual país.
Rodrigo Llano Isaza, en su libro Hechos y gentes de la primera república colombiana
(1810-1816) afirma:
Es oportuno mencionar cuáles eran las razas o denominaciones de los
habitantes de la Nueva Granada a la hora de la independencia: indios, negros,
blancos, mestizos (unión de indio y blanco), mulatos (negro con blanco), zambo
(indio con negro; tercerón (blanco con mulata o viceversa); cuarterón (blanco
con tercerón, no se distingue fácilmente del blanco); en algunas partes se llamó
“ladinos” a todos los que no fueran indígenas, blancos españoles o blancos
criollos.
Esta estratificación social nos lleva a pensar que, como resultado de la variedad de razas, la
relación de las familias cambiaba de acuerdo a la región o grupo social.
Por otro lado, Theodore Mollien, en su libro Viaje por la República de Colombia en 1823,
cuenta en sus viajes por la Nueva Granada encontró distintos tipos de pobladores. Éstos, de
acuerdo a su región, tenían una idea de familia: “Pueblan estas orillas malsanas, viejos
bogas que hartos de navegar por los ríos, quieren sin duda dejar a sus hijos el fruto de sus
penosos trabajos, esclavos manumitidos desertores de todas las razas”. Y continúa: “Las
familias aisladas que pueblan las orillas del Magdalena se componen por lo general del
padre, de la madre, y de tres hijos, ancianos hay muy pocos […] las casas en que habitan
los ribereños están hechas de juncos y de bambúes” (p. 76-77). Esta visión contrasta con
que consignó a su llegada a Bogotá:
Algunas familias después de varios viajes a Jamaica, han abandonado sus
antiguas costumbres y adoptado las europeas, claro es que las costumbres de un
país no se estudian en las familias cosmopolitas […] los bogotanos tienen buen
carácter [y] son alegres y honrados. Pocas son las mujeres que no son bonitas
[…] lo mismo que en el resto de la República las dos clases sociales sólo se
diferencian en el calzado. Todas las muchachas del pueblo van descalzas […]
pocos negros son los que se ven en la capital, como criados sólo se toman a los
mestizos de indios, los mulatos abundan más; las señoras blancas no tiene
ninguna prevención por el color de sus criados (pp. 225-226).
Estos apuntes nos servirán como base para analizar a los jóvenes de la época de la
Independencia, ya que las familias siempre se verán reflejadas en la forma de actuar de sus
integrantes. Hemos investigado a fondo sobre la época, pero son pocos los libros que relatan con detalle los aspectos familiares. En vista de esto, recurrimos a la Colección
Bicentenario, y a todo tipo de fuentes orales, visuales y escritas que nos permitan concluir
nuestra pregunta inicial de investigación: Hace doscientos años, ¿cómo era la relación de
los adolescentes con sus padres? ¿Los adolescentes de aquel tiempo mostraban rebeldía
hacia el estudio, por ejemplo?
LOS JÓVENES DE LA INDEPENDENCIA
La juventud es una etapa durante la que el individuo busca su rol dentro de la sociedad. Se
pregunta hacia dónde quiere llegar y qué quiere lograr con su vida. En esta etapa se busca la
independencia y se crea una identidad propia.
El joven es el reflejo de su núcleo familiar, que a su vez es el reflejo de un conjunto de
normas y conductas sociales. Por ello, para hablar de la juventud de la época de la
Independencia, es indispensable analizar la vida social del virreinato de la Nueva Granada,
una sociedad marcada por grandes cambios como la llegada de la imprenta y la Expedición
Botánica.
Las fuentes consultadas sobre la época del virreinato de la Nueva Granada nos muestran
una sociedad que ansiaba tener libertad, debido a las situaciones de desigualdad por el
régimen español que oprimía al pueblo granadino. Debido a ello, se vivía un ambiente de
inconformidad y los oprimidos buscaban la manera de liberarse del yugo español. Se
libraron batallas que involucran a todo un pueblo, desde el más joven hasta el más viejo, y
tanto los ‘chapetones’ como los criollos pelearon por sus intereses.
En cuanto a lo religioso, se profesaba un catolicismo arraigado que influyó en los ámbitos
político, social y cultural, pero que también limitaba el pensamiento del individuo. Era una
sociedad que estigmatizaba la mezcla de castas y que conservaba un núcleo familiar sólido.
En cuanto a las familias de la época, podemos afirmar que eran conformadas por padres e
hijos en un marcado patriarcado. La mujer se apersonaba de los oficios de la casa y con
todo aquello relacionado con el cuidado de su hogar. Los hijos eran sumisos y se dejaban
regir por las normas implantadas en casa. Dentro de las familias eran indispensables valores
como el respeto, la unidad, el honor, la fe católica, la castidad y la obediencia.
Así, podemos comenzar a darle respuesta a nuestra pregunta inicial: ¿Cómo era la relación
de los adolescentes con sus padres?
Había familias numerosas y los jóvenes ocupaban su tiempo con quehaceres domésticos, en
especial en las labores del campo. Además, permitían que sus padres intervinieran en sus
relaciones amorosas, en su vida social y en su comportamiento en sociedad. La voluntad de
los padres era respetada y acatada. Theodore Mollien en su libro Viaje por la República de Colombia en 1823 nos habla del
tipo de familia que encontraba en la Nueva Granada:
En toda la gente del pueblo, cualquiera que sea su color, la paz familiar no suele
ser turbada por la discordia; y si bien es verdad que los miembros de la familia
entre si son poco efusivos en cambio se guardan todas las consideraciones y el
mayor respeto. El padre de familia es objeto de verdadera veneración; sus hijos
le tratan de su merced y al levantarse le dan los buenos días y le piden de
rodillas su bendición (p. 367).
No existían en esa época lugares de distracción como los que vivimos hoy. Por lo tanto, los
jóvenes de la época se veían altamente influenciados por su entorno familiar y crecían en
un ambiente sano. Eran jóvenes muy religiosos, pues la religión representaba un lugar muy
importante en la sociedad, tanto que los jóvenes de la época respetaban los designios de la
Iglesia y los acataban por naturaleza. Gaspar Theodore en su libro Viaje por la República
de Colombia en 1823 nos describe así la influencia de la Iglesia en la Nueva Granada: “El
lazo más poderoso que une estas
razas y nos impide combatir
entre sí es la religión. Está en
todas partes, predica para no
romper la unidad del culto, la
concordia entre los pueblos; en
todas partes su voz se oye con
respeto; todas las castas y clases
sociales acatan sus derechos y
templan sus odios cuando la
Iglesia lo dispone”. (1823, pp
368- 369)
Pero aparte de jóvenes religiosos podemos hablar de que en dicha época los jóvenes eran
idealistas, porque sabían cuál era su objetivo en la sociedad; se concientizaron de su
participación en la independencia de su nación y por ende resolvieron dejar estudios,
familias y demás para participar del proceso que se estaba llevando a cabo en la época. Era
lo que les permitiría liberarse del Gobierno español y darles la autonomía que se habían
ganado por el hecho de haber nacido en estas tierras.
Aquí podemos darle respuesta a otra parte de nuestra pregunta iniciales: ¿Será que los
adolescentes de aquel tiempo mostraban rebeldía hacia el estudio, por ejemplo? Por todo lo
que hemos consultado, podemos decir que los jóvenes sí mostraban rebeldía, pero no contra
el estudio, sino contra la sociedad que los sometía. Jaime Paredes en su libro Colombia:
historia y estampas nos da una breve descripción de la conmoción que causó el grito de
independencia en la Nueva Granada, y nombra la participación de los jóvenes de la época:
“En los llanos la estampida de lanceros, en el páramo el bayetón con vallas de colores. En
las ciudades el estudiante que deja las aulas para habitar en los combates. El soldado de 13 años José Hilario López con una pierna rota por una bala. Toda la patria en combate”
(1996, p.53).
No podemos negar la alta participación de la juventud en el proceso de independencia. En
el correr de nuestro investigar notamos que la mayoría de soldados y grandes participantes
de estas luchas eran jóvenes virtuosos que no sobrepasaban los veinte años, y además
entregaron sus vidas en batallas; hablamos de conocidos personajes como el general José
María Córdoba, Pedro Alcántara Herrán, Francisco de Paula Santander, Atanasio Girardot,
Pedro Pascasio Martínez, José Hilario López, Tomás Cipriano de Mosquera, José Paris,
Policarpa Salavarrieta y José María Espinosa, entre otros.
En el libro El capitán Antonio Ricaurte, Valencia Moreno exalta la cooperación de la
juventud en la independencia de Colombia y reconoce la participación de la educación de la
época en la motivación a la lucha:
Bien sabido es que la Junta Suprema de Santafé dirigió sus esfuerzos hacia los
claustros. Desde el principio, los jóvenes fueron aleccionados en el espíritu
revolucionario. Es justo que quede constancia del aporte invaluable de la
juventud a la causa. Ya algunos historiadores han intentado hacer la exegesis de
aquellos estelares. Sin embargo, aún queda extenso material para escribir las
doradas páginas en que aparezca como personaje central la juventud, con sus
ímpetus esperanzados, con su voluntad de sacrificio sin cuentas de cobro y con
su atrayente ejemplo. Probablemente uno de los aspectos más interesantes de la
llamada patria boba es el de la intervención de la juventud en todos los actos del
nacimiento de la república. Quizá a esto se deba la aparente falta de
inexperiencia, la incursión en campos vedados de la política y los remesones
sociales característicos de la hora. Los personajes dirigentes eran hombres que
no sobrepasaban los 40 años. Los restantes eran mozos imberbes, aun
constreñidos por la patria potestad y románticos empedernidos, y fue a ellos a
quienes les tocó precisamente asumir las funciones de mando. Fue a ellos a
quienes les tocó contribuir con su cuota de sangre en el patíbulo al
fortalecimiento de la patria adolescente (1973, p.125-126).
Ahora bien, a parte de la rebeldía hacia el yugo español, no podemos dejar atrás el hecho de
que ya se veían brotes de rebeldía contra otro tipo de sometimientos como la prohibición
del mestizaje. Por amor en aquella época los jóvenes reaccionaban contra las prohibiciones
de mezcla de linajes y huían de sus hogares para establecer familias sin importar el color de
la piel o el estrato social de su pareja. En el libro El capitán Antonio Ricaurte se describe
este tipo de rebeldía que cada día se hacía más común en la sociedad de la Nueva Granada:
Las páginas de la historia lugareña de Santafé están llenas de relatos sobre
matrimonios celebrados a hurtadillas, contrarios a la voluntad paterna y
violatorios de las conveniencias sociales. El solo hecho de atreverse a romper
en aquella época los firmes muros del prejuicio, desafiando las consecuencias
inherentes a una acto humano de tal naturaleza, revela en sus protagonistas un espíritu independiente, renovador, que alentado por la más ardiente de las
pasiones, no es más obstáculo para enfrentarse a la realidad por amenazante que
parezca. (p. 79)
Como es sabido, en la Independencia los jóvenes tenían un tipo de vida diferente de
acuerdo al grupo social al cual pertenecían, y esto se debe analizar de forma separada. De
acuerdo a todo lo leído y consultado, podemos describir a los jóvenes de la Independencia
de la siguiente forma:
Jóvenes españoles: los jóvenes españoles gozaban de todos los privilegios de la época,
debido a su raza y por la idea de la pureza de sangre.
Emigraban a tierras americanas con sus parejas para conformar familias en una tierra que
les brindaba las mejores condiciones laborales. Sus familias poseían reglas estrictas que
partían de una condición social que les impedía comportarse igual que los demás jóvenes.
Desde sus hogares les fue inculcada la religión católica. Esto les impedía tener
comportamientos impropios y además contaban con normas estrictas como el no deshonrar
a su familia contrayendo matrimonio con alguien de distinta raza. Eran jóvenes
privilegiados que podían estudiar en colegios y universidades. De manera general, eran
muy educados y respetuosos, seguían el estereotipo de la realeza.
Jóvenes criollos: jóvenes hijos de españoles, pero nacidos en la Nueva Granada. Vivían en
condiciones sociales similares a las de los españoles, pero muy pronto se hicieron visibles
los diferentes tratos que tenían en la sociedad. Así, esta condición generó en ellos una
rebeldía política que no se ve reflejada en sus hogares, pues eran igualmente jóvenes
seguidores de la religión católica que honraban a sus padres y obedecían las reglas
familiares. Sin embargo, demandan una posición social privilegiada. La educación dada en
los colegios y en las universidades los capacitó para llevar a cabo el gran movimiento que
logró la independencia absoluta del yugo español. Por supuesto, las reglas de higiene y
presentación no les permitían el porte de accesorios como piercing o tatuajes.
Jóvenes indios: hijos provenientes de familias indígenas puras y del mestizaje que se dio en
la Conquista, aquellos que sufrieron la colonización pasaron a servir a un amo español o a
un amo criollo, quienes eran los dueños de las tierras que alguna vez fueron suyas. Eran
jóvenes con algunas limitaciones y no se les permitía estudiar, pero tenían más libertad para
escoger sus esposas, y por ende podían disfrutar de sus familias, pues se encontraban
protegidos por leyes que les permitían convivir como la encomienda y los resguardos. Eran
educados con el catecismo, que era enseñado por los religiosos con el fin de abolir algunos
comportamientos que desagradan a Dios, como los sacrificios y el amancebamiento (unión
sin un matrimonio religioso). Aquellos que eran mestizos podían ejercer oficios como la
artesanía y la agricultura.En cuanto a su entorno familiar, muy poco se habla en la historia. Sin embargo, pudimos
observar que en esta época era muy poco lo que quedaba de sus raíces culturales, y ya había
indígenas evangelizados que seguían las leyes de Dios.
Por su condición cultural, podemos decir que los indígenas eran los únicos que empleaban
la pigmentación de sus pieles y usaban accesorios de oro como narigueras y candongas, que
eran comunes en sus tribus. Esto es lo más cercano a lo que llamamos actualmente piercing
y tatuajes y su significado era radicalmente distinto al de hoy en día. En las tribus no
colonizadas, este tipo de adornos indicaba que eran un personaje de alto rango, importante
en su tribu. Entre más atuendos empleara, mayor era su jerarquía.
Al igual que las demás razas, los indígenas se rebelaron y lucharon por conseguir su
libertad.
Jóvenes negros: hombres provenientes del África, resultado de la compra y venta de
esclavos. Eran hombres fuertes que podían realizar trabajos para los que los indígenas no
eran aptos en las minas y en los campos de sembrado.
A la juventud negra no le era permitida la educación y formación, ya que sólo eran
utilizados por sus amos para servir. Poco disfrutaban de sus familias, ya que al alcanzar
cierta edad eran vendidos y arrancados del seno familiar, condición que desapareció en
1821, cuando en vigencia la llamada libertad de vientres. Sin embargo, aquellos que tenían
entre dieciocho y veinticinco años eran llamados a formar parte del ejército.
Poco habla la historia de su entorno familiar, pero con el grito de independencia se sembró
en ellos la esperanza de ser libres y acabar con el régimen esclavista que no les permitía
actuar por sí mismos, sino seguir las reglas sociales implantadas por sus amos y demás. Por
ende, estos jóvenes se interesaron por la revolución debido a las promesas de libertad de
Simón Bolívar.
Los negros cimarrones (aquellos que escapaban de sus amos) disfrutaron de lo más cercano
a la vida en familia. En sus palenques podían conservar sus tradiciones y disfrutar de una
familia rodeada de costumbres africanas y granadinas, aquellas que llevaban los que habían
servido durante mucho tiempo a los blancos.
Jóvenes mujeres: las mujeres de la Nueva Granada no podían desempeñar muchos roles y
tenían una condición social diferente a la de los jóvenes varones. No podían estudiar lo
mismo que los jóvenes. Para ellas existía una educación que les facilitaría su desempeño
como amas de casa. Eran jóvenes muy castas que reflejaban valores dentro y fuera de su
entorno familiar. Además, por su condición de mujeres, desde que nacían estaban bajo el
dominio de su padre, esposo o de la Iglesia, quienes disponían de sus bienes y decidían
sobre sus vidas.
Como estudiantes nos llama mucho la atención el hecho de conocer cómo eran los jóvenes
de la época de la Independencia, ya que si comparamos nuestro estilo de vida con el de
ellos, podemos notar los cambios que han tenido lugar a través del tiempo. Hoy en día nos falta esa capacidad de liderazgo, y lo más triste de todo es no saber en qué momento
perdimos los valores que han tratado de inculcarnos nuestros padres. Hemos perdido el
valor de la obediencia y de la castidad; ya no nos importan las normas de la sociedad y
somos apáticos a lo que pasa a nuestro alrededor; no estamos dispuestos a seguir reglas ni
familiares ni sociales, ni mucho menos religiosas. Nuestra sociedad está contaminada por
muchos tipos de artefactos y lugares que nos distraen de nuestros propósitos, lo único
seguro y real para nosotros es que debemos conseguir una forma de hacer dinero sin
importar lo que nos cueste.
La celebración del bicentenario de la Independencia de Colombia no solo será la
oportunidad para conmemorar una fecha, sino también la oportunidad para que hagamos un
alto en el camino y analicemos y nos concienticemos del rol que desempeñamos en nuestra
sociedad. ¿Qué aportamos a nuestro mundo actual? ¿Qué legado dejaremos a nuestros hijos
y nietos? ¿Por qué conformarnos con traer a nuestra nación costumbres extranjeras mientras
que la historia nos recuerda que provenimos de gente luchadora, idealista y dispuesta a dar
su vida por lograr la igualdad en nuestra nación?
En nuestros cuerpos corre sangre descendiente de aquellos próceres. Sólo falta que como
jóvenes logremos concientizar a los demás y que mostremos que a través de la historia,
acciones como las del 20 de julio se pueden repetir. Y para terminar, una pregunta, tal vez
la más importante de todas: ¿Cómo podemos rescatar esos valores familiares que tarde o
temprano son los que nos permitirán crear una sociedad para nuestros hijos, donde se
respire tranquilidad y donde no vivamos con temores?
GLOSARIO
(Real Academia de la Lengua,!2005)
Manumitidos: del verbo manumisión. Esclavo a quien le era concedida su libertad.
Algunos esclavos conseguían su manumisión como pago a un buen
comportamiento.
Castidad: Carencia de sensualidad. || Renuncia total al placer sexual o sólo al que
queda fuera de los principios morales y religiosos. .
Exegesis: Explicación, interpretación de un texto, especialmente de los libros de la
Biblia.
Impetu: Movimiento fuerte, acelerado y violento || Energía y eficacia con que se
desempeña.
Imberbe: Se aplica al joven que todavía no tiene barba o tiene muy poca: tiene ya
quince años, pero sigue imberbe. || P. ext., se dice del joven inexperto.
BIBLIOGRAFÍA
PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL
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matrimonios que nos describen las relaciones amorosas de los jóvenes de la época.
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